miércoles, 2 de junio de 2010

Lo que queda después de casi 8 años de Uribe en el poder

A. Orden público.

¿Fueron derrotadas las farc? No.
¿Se acabó el secuestro y los secuestrados regresaron a sus hogares?
No. Incluso, muchos han muerto en cautiverio.
¿Se acabaron los paramilitares?
No. Incluso tienen representantes en el congreso, en los ministerios, en el DAS y hasta en cargos diplomáticos (Noguera en Italia, Visbal en Canadá, Arana en Chile, DeRoux en R. Dominicana, Osorio en Méjico...).
¿Se redujo el narcotráfico?
No. La cocaína se vende como pan caliente en los países consumidores, es mas el gobierno esta orgulloso que ahora el kilo de Cocaina es mas caro, los consumidores siguen creciendo eso significa que estan ganando mas dinero. Ojo, no es lo mismo cocaína que coca.
¿Mejoró la seguridad en las ciudades?
No. Metrallín es un campo de batalla entre traquetos, sicarios, gamberros, paracos y delincuentes comunes. Bogotá está asolada por atracadores, paras, apartamenteros. Los "reinsertados" operan en barrios enteros.
¿Mejoró la situación de los desplazados
? No.Colombia tiene más de 4 millones de desplazados, y estos no han sido reconocidos como tales (ahora los llaman "migrantes voluntarios"). Para que se haga una idea, la peor catástrofe humanitaria de la década pasada fue el conflicto de Darfur, que dejó 4 millones de desplazados. Sudán es 2 veces más grande que Colombia y sin embargo en Colombia tenemos más compatriotas desterrados.
¿
Están seguros nuestros jóvenes en las ciudades y campos
? No. El ejército los mata para cobrar recompensas, en supuestos "falsos positivos" pero son aciertos crimenes de Estado y eso sin contar que ahora quieren que sean informantes para poner sus vidas en peligro

B. Economía.

¿Ha mejorado el empleo? No. El Dane cambió la metodología. Ahora los que venden dulces en los semáforos o los que hacen acrobacias "técnicamente no son desempleados". Pero si usted mide verdaderamente cuánta gente no tiene trabajo, se llega a la cifra de 40% de la población económicamente activa.
¿Hay más inversión?
No. Las enormes cifras de inversión extranjera reportadas por el B de la R corresponden a grandes negocios (SAB Miller y Bavaria, Grupo Prisa y El Tiempo y cosas así). En esos negocios no hay creación de nuevas empresas, sólo movimientos financieros, cambio de dueños. El resto de la inversión extranjera corresponde a capitales financieros de especulación, que entran al país a obtener ganancias (principalmente aprovechando las tasas de los TES) y luego se van como llegaron: sin controles y sin pagar impuestos. Los impuestos son para los de ruana (igual que la justicia).
¿Tenemos un sistema financiero razonable?
No! En una cuenta de ahorros pagan intereses al 2% anual (con suerte), pero por un crédito cobran 36%. Todos los servicios bancarios tienen costo aparte (es decir, el margen de 34 puntos es todito para Luis Carlos Sarmiento o para los españoles). No hay un sistema decente de financiación de vivienda.

C. El Agro

¿Mejoró la situación en el campo? No. Los campesinos siguen huyéndole a las balas del ejército, de los paras y de la guerrilla. La producción agrícola es de subsistencia, y los terratenientes ahora se dedican a cultivar palma en las tierras abandonadas por campesinos que le huyen a las balas que ya mencioné. Sobra decir quiénes cuidan esos cultivos, y quién los financia. Lo de AIS es lo más reciente, pero desde 2002 ya existía una cosa que se llama "Incentivo de Cobertura Cambiaria". Subsidios exclusivos para floricultores y productores de banano. Y ¿quienes son ellos? Terratenientes antioqueños, en su mayoría. Ningún pequeño cultivador puede acceder a esos incentivos por una simple razón: debe demostrar montos astronómicos de exportaciones. Como decía un político por ahí: "por los campos de Colombia ahora sólo se ven vacas, caballos finos y reinas de belleza".

D. Situación social

¿Tenemos un mejor sistema de salud? No. De hecho el sistema pasa por su peor momento. Si usted ha ido a un médico por la EPS sabe a qué me refiero. Y si está sin trabajo y no lo consigue porque primero debe ponerse al día en sus propios aportes para que lo reciban en un trabajo, también sabe de qué le hablo. En resumen, hoy por hoy si usted se enferma es su problema. El estado no le va a dar la mano en esa situación y no se vislumbra una mejor situacion con los decretos de emergencia social, ahora si usted se enferma con una enfermedad de alto costo, le tocara sacar de sus ahorros, de sus cesantias o hipotecar su casa y si no tiene ninguna de ellas....
¿La situación de los trabajadores mejoró?
No. El salario mínimo cubre apenas el 50% del costo de la canasta familiar. Los recargos nocturnos aplican solo desde las 10pm. Se impuso la modalidad de contrato por servicios, sin cobertura en salud, sin aportes a pensión, sin beneficios sociales (prima de junio y diciembre, caja de compensación). Usted mismo debe pagar sus aportes a pensión y salud. No tiene cesantías.
¿
Y las pensiones
? Jajaja!
¿
Hay respeto por las minorías
? No. A los indígenas los mata cualquiera de los "actores armados". Los negros son esclavos en su propia tierra. Los homosexuales, lesbianas, prostitutas etc son perseguidos por los reinsertados. Descomposición social absoluta.

E. Educación y cultura

¿
Tienen sus hijos garantizado el derecho a la educación? No. Si usted no tiene trabajo o no le alcanza la plata, de malas. La educacón pública es cada vez más costosa y de menor cobertura. Los presupuestos de las universidades públicas se han recortado para poder aumentar el presupuesto militar (para que tengan con qué pagar las recompensas mencionadas arriba).
¿
Y la cultura
? Mal, gracias. El primer acto de gobierno de Uribe en materia cultural por allá en 2002 fue acabar la orquesta sinfónica nacional. Ahora nos quieren convencer que cultura en Colombia son los carrieles y los sombreros vueltiaos. Y la TV ni se diga. Apología a los traquetos y sus extravagantes estilos de vida.

F. Relaciones internacionales

¿
Qué hay de eso? Están en su peor momento. Peleados con todos, todos los vecinos y con los no tan vecinos. Sacando pecho porque Obama le firmó un autógrfo al presidente. ¿Usted cree que Salvador Arana ha estudiado algo en su vida? Al menos no parece. En todo caso ya está preso por asesino. Solo a semejante presidente se le ocurre nombrar asesinos en las embajadas.

Pero mientras tooooooodo eso y muchas cosas más pasan en Colombia, RCN y El Tiempo (principalmente) le lavan el cerebro a usted, su familia, sus vecinos y al que se atraviese. Le ponen a hervir la sangre hablando de Chavez y luego lo consuelan mostrándole novelas sobre traquetos y reinas de belleza.

Los problemas de Colombia están adentro, en sus líderes, en nuestra forma de pensar y actuar y quedarnos callados. Los problemas de Colombia NO están en Venezuela ni su causante es Chávez. Que ellos resuelvan sus asuntos como puedan y como quieran. Nosotros debemos concentrarnos en los nuestros.

Para comenzar pregúntese: ¿Qué significa ser ciudadano de la República de Colombia? ¿A qué tengo derecho por haber nacido acá y por pagar impuestos acá? ¿Cuáles son mis deberes como ciudadano de éste país? ¿Qué debo esperar del Estado? ¿Cuáles son las obligaciones y responsabilidades de los gobernantes que manejan ese estado?

¿Le gusta el país así como está?


EN ESTE 2010 AÑO DE ELECCIONES SEPA POR QUIEN VOTAR, VOTE POR IDEAS NO POR UN PEDAZO DE LECHONA O POR QUE TIENE LA VALLA MAS BONITA O MAS GRANDE, VOTE POR PROPUESTAS POLITICAS Y NO POR APELLIDO O FAMILIA DE PRESTIGIO, EL FUTURO DE COLOMBIA ESTA EN LAS MANOS DE CADA COLOMBIANO.

lunes, 31 de mayo de 2010

Bofetada de Brasil al mundo

DECLARACIONES DE CHICO BUARQUE.
MINISTRO DE EDUCACIÓN DE BRASIL.

http://lacomunidad.elpais.com/modestpa/2010/4/13/bofetada-brazil-al-mundo

Durante un debate en una universidad de Estados Unidos, le preguntaron al ex gobernador del Distrito Federal y actual Ministro de Educación de Brasil, CRISTOVÃO CHICO BUARQUE, qué pensaba sobre la internacionalización de la Amazonia. Un estadounidense en las Naciones Unidas introdujo su pregunta, diciendo que esperaba la respuesta de un humanista y no de un brasileño.

Ésta fue la respuesta del Sr. Cristóvão Buarque:

Realmente, como brasileño, sólo hablaría en contra de la internacionalización de la Amazonia. Por más que nuestros gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio, él es nuestro.

Como humanista, sintiendo el riesgo de la degradación ambiental que sufre la Amazonia, puedo imaginar su internacionalización, como también de todo lo demás, que es de suma importancia para la humanidad.

Si la Amazonia, desde una ética humanista, debe ser internacionalizada, internacionalicemos también las reservas de petróleo del mundo entero.

El petróleo es tan importante para el bienestar de la humanidad como la Amazonia para nuestro futuro. A pesar de eso, los dueños de las reservas creen tener el derecho de aumentar o disminuir la extracción de petróleo y subir o no su precio.

De la misma forma, el capital financiero de los países ricos debería ser internacionalizado. Si la Amazonia es una reserva para todos los seres humanos, no se debería quemar solamente por la voluntad de un dueño o de un país.

Quemar la Amazonia es tan grave como el desempleo provocado por las decisiones arbitrarias de los especuladores globales.

No podemos permitir que las reservas financieras sirvan para quemar países enteros en la voluptuosidad de la especulación.

También, antes que la Amazonia, me gustaría ver la internacionalización de los grandes museos del mundo.
El Louvre no debe pertenecer solo a Francia.
Cada museo del mundo es el guardián de las piezas más bellas producidas por el genio humano. No se puede dejar que ese patrimonio cultural, como es el patrimonio natural amazónico, sea manipulado y destruido por el sólo placer de un propietario o de un país.

No hace mucho tiempo, un millonario japonés decidió enterrar, junto con él, un cuadro de un gran maestro.
Por el contrario, ese cuadro tendría que haber sido internacionalizado.

Durante este encuentro, las Naciones Unidas están realizando el Foro Del Milenio, pero algunos presidentes de países tuvieron dificultades para participar, debido a situaciones desagradables surgidas en la frontera de los EE.UU. Por eso, creo que Nueva York, como sede de las Naciones Unidas, debe ser internacionalizada. Por lo menos Manhatan debería pertenecer a toda la humanidad.

De la misma forma que París, Venecia, Roma, Londres, Río de Janeiro, Brasilia... cada ciudad, con su belleza específica, su historia del mundo, debería pertenecer al mundo entero.

Si EEUU quiere internacionalizar la Amazonia, para no correr el riesgo de dejarla en manos de los brasileños,internacionalicemos todos los arsenales nucleares. Basta pensar que ellos ya demostraron que son capaces de usar esas armas, provocando una destrucción miles de veces mayor que las lamentables quemas realizadas en los bosques de Brasil.

En sus discursos, los actuales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos han defendido la idea de internacionalizar las reservas forestales del mundo a cambio de la deuda.

Comencemos usando esa deuda para garantizar que cada niño del mundo tenga la posibilidad de comer y de ir a la escuela. Internacionalicemos a los niños, tratándolos a todos ellos sin importar el país donde nacieron, como patrimonio que merecen los cuidados del mundo entero. Mucho más de lo que se merece la Amazonia. Cuando los dirigentes traten a los niños pobres del mundo como Patrimonio de la Humanidad, no permitirán que trabajen cuando deberían estudiar; que mueran cuando deberían vivir.

Como humanista, acepto defender la internacionalización del mundo; pero, mientras el mundo me trate como brasileño, lucharé para que la Amazonia, sea nuestra. ¡Solamente nuestra!

OBSERVACIÓN: Este artículo fue publicado en el NEW YORK
TIMES, WASHINGTON POST, USA TODAY y en los mayores diarios de EUROPA y JAPÓN.


En BRASIL y el resto de Latinoamérica, este artículo no fué publicado.

domingo, 21 de febrero de 2010

Fuego cruzado en Colombia

http://www.elpais.com/articulo/portada/Fuego/cruzado/Colombia/elpepusoceps/20100221elpepspor_8/Tes


Nos adentramos en la selva colombiana. El aire resulta espeso. Puede mascarse como la coca. Escuchamos escalofriantes historias de campesinos atrapados en el fuego cruzado entre: guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes. Macabras venganzas sin fin que hasta duele contar. Nueva parada de la serie con Médicos Sin Fronteras.
El 21 de enero de 2010, a las seis de la mañana, desde Bogotá tomamos el avión para Tumaco, en el departamento de Nariño, al sur de Colombia, frontera con el Ecuador y el Pacífico. Al llegar caía una llovizna empapada de calor. En el aeropuerto había helicópteros artillados como los de Apocalypse Now y avionetas de fumigación de los campos de coca, aparcados fuera de los hangares, por debajo de cuyas aspas había que arrastrar las maletas para ganar la terminal. La llovizna pegajosa persistía sobre las chabolas y calles encharcadas de Tumaco, una ciudad formada por varias islas en la desembocadura del río Mira, de 170.000 habitantes, en su mayoría de raza negra. Cuando llegamos al hotel La Sultana, desde la ventana se veía parte de la ensenada con manglares sobre una escombrera de desechos y un paredón sucio donde en grandes letras rojas estaba escrita una consigna política: "¡Únete al cambio! ¡Seguridad democrática!". Un megáfono insistente pregonaba una lotería con premios de tres millones. En la pescadería de enfrente cargaban tiburones congelados.


Antes de abrir la maleta nos pasaron el comunicado que en noviembre de 2009 había emitido en Pasto, capital Nariño, el grupo armado Los Rastrojos, que se presentaba como comando urbano. En ese papel se declaraba objetivo militar a todas las organizaciones que bajo el arcaico discurso subversivo de los derechos humanos sirven de apoyo a las FARC y al ELN. Se conminaba a abandonar de inmediato el lavado de cerebro en que están comprometidas estas ONG en toda la geografía de Nariño y se advertía de que este grupo no se haría responsable de lo que les pudiera pasar a sus líderes y cómplices del pasado y del presente si estaban en este territorio. Un comunicado semejante, con amenazas explícitas de muerte, había emitido otro comando paramilitar denominado Águilas Negras. Estos grupos civiles armados, que hace unos años se dijo que habían sido desmovilizados, están renaciendo en Colombia y, al parecer, cuentan con 10.000 efectivos dispuestos a actuar de nuevo.

La supervivencia se establecía en las calles de Tumaco en medio de los gritos de buhoneros, colas, mercadillos, el estruendo de las motocicletas, los carritos cargados de fruta tropical que se arrastraban entre la gente tumbada en las aceras bajo un sol escalfado. Pasaban camiones con soldados en uniformes de camuflaje. También se nos hizo saber que la ciudad está llena de milicianos de las FARC cuya presencia se presiente pero no se nota. Sucedía lo mismo con la violencia que se respiraba como un elemento más del aire. De todas partes, sin saber exactamente de dónde, salían descargas de música de vallenato con muchas palabras suavonas de amor que están muy pegadas a los celos y al crimen.

En las afueras de Tumaco, cuando termina el suburbio, en un territorio pantanoso ganado a los manglares, se levanta un conglomerado de palafitos que mantienen en pie unos barracones de madera en estado de extrema ruina sobre una cloaca de aguas negras donde malviven 540 campesinos desplazados por la guerrilla o los paramilitares. Un aserradero vecino les proporciona la dádiva de unas cargas de serrín con las que empapan la charca para formar caminos transitables que apenas logran impedir que se hundan los pies en el fango. Cuando crece el mar en los días de temporal, todo este espacio se inunda y se convierte en un lago podrido y pasan semanas antes de que se retiren las aguas. En este campamento semiacuático establece esta gente desplazada su vida de miseria bajo el nombre de Familias en Acción. Médicos Sin Fronteras llega hasta allí. Y también hay carteles de UNHNUR, de ACNUR y de Solidaridad Internacional.

En un barracón que sirve de escuela bajo la advocación de santo Tomás de Aquino, unos niños dibujan y aprenden a leer; en otro barracón se reúne la Junta de Acción Comunal, formada en su mayoría por mujeres de raza negra, a las órdenes de un joven llamado Hader, que luce zapatos blancos impolutos, camisa blanca y collar con crucifijo. Las mujeres se quejan de la lentitud desesperante con que les llegan las ayudas del Gobierno, apenas unos miles de pesos cada tres meses que raramente cumplen el plazo. Y luego nada, sólo el olvido. Cada habitante de este lugar lleva mucha muerte detrás. Las mujeres cuentan historias de matanzas y masacres que han sucedido en sus veredas. Todas tienen un marido, un hijo asesinado por la guerrilla o los paramilitares. Son campesinos que han huido de la violencia sin nada en las manos. En la reunión comunal hablan de sus cosas. Aquí no hay tiros, sólo palabras que a veces suelen ser violentas, a veces desesperadas. Cuando hay elecciones, llega un político con promesas a cambio de su voto y luego nada. Ninguno de estos campesinos quiere volver a su lugar de origen.

"Yo tenía un chocolatal en Cali", dice Flora Esmila, una mujer de 72 años, "que me daba cuatro cosechas. Tenía plantados plátanos y naranjas. Vivía tranquila, pero un día me dijeron que en Chaguí de Cuaransangá, una vereda de Nariño, habían matado a mi hija. Cuando llegué ya estaba enterrada. Fue por celos de un meleador que la requería para que se acostara con él y al negarse mi hija la denunció a los del monte como confidente de los militares y un día bajaron los del monte para matarla dejándola con cuatro niños. El marido está vivo, pero no hizo nada por miedo. Los del monte me dijeron: ándate, échate a trotar, y me vine huida para Tumaco. Ahora cuido acá a mis cuatro nietas sin una ayudica, sin una platica de nada. El otro día, esta cama donde duermo con mis cuatro nietas se llenó de agua con la lluvia. No tengo a un hombre que me ponga una madera".

Antonio Domingo tiene 30 años, nació en Buenaventura, vivió en la vereda de Boca de Satinga y hace dos años que está aquí con su mujer y dos hijos.
"Se llevaron a un compañero que era motosierrista, lo mataron y a los dos días apareció flotando en el río. Así mataron a otros también. Llegaron los Águilas Negras y se llevaron a otros y durante varios días el río fue bajando muertos. Mandaron desalojar a todo el barrio de San José Laturbe con 300 familias y se hicieron fuertes allí. Me vine a Familias en Acción de Tumaco con mi mujer y mis dos hijos. Nosotros cultivábamos banano, yuca, papachina, mango, naranjas y cacao en un terreno de mi propiedad. Tuvimos que dejarlo todo. Alrededor había campos de coca, pero nosotros no cultivábamos coca porque somos cristianos adventistas del séptimo día y la palabra de Dios dice que debemos darle el uso debido a lo que Él ha creado y que no debemos cultivar cosas ilícitas".


En las charcas negras de este poblado había juguetes ahogados, un triciclo, un caballo de cartón, una muñeca sin brazos, a medio pudrir, y en las maderas de los barracones se podían ver algunos dibujos de corazones flechados con nombres de adolescentes enamorados.
Remontando la selva por el río


Al día siguiente, dejando Tumaco atrás, nos embarcamos en una lancha para remontar el río Mira, que baja sus aguas desde el Ecuador en plena selva. En un jeep con bandera de Médicos Sin Fronteras recorrimos primero 50 kilómetros de la carretera que lleva a Pasto, donde el ejército y la policía tenían montados varios puestos de control con garitas de sacos terreros. A un lado y a otro del trayecto, la maleza ha sido tronchada para plantar las siniestras palmeras africanas que después de arruinar la tierra sólo dan una piñas de aceite de carburante, materia barata para ricos, según los campesinos del lugar. Antes de llegar al poblado de Llorente hubo que dejar la carretera y rodar por una pista quebrada de diez kilómetros adentro de la selva para alcanzar una playa de cantos rodados que forma el remanso del río. En ese camino duro y deshabitado hay un cementerio alegrado con flores y coronas sumido en una soledad tan alejada de la vida que uno podía imaginar que el día del Juicio Final desde aquí no se oirán las trompetas de la resurrección de la carne, aparte de que algunos de los muertos que allí yacen se hallan sumamente baleados por algunos de los bandos de este conflicto colombiano. En la playa había un chiringuito y embarcaban algunas piraguas con gente del lugar. Todo daba a entender que en este territorio el ejército ya no mandaba.

Río arriba en una lancha pilotada por un joven sin palabras, de rostro muy afilado, que sin duda estaba en el secreto de nuestro viaje. Contra la corriente mansa o arriscada por unos bajos, la selva cada vez más hermética se iba adentrando en un silencio precolombino y, como supimos después, estaba llena de ojos que nos vigilaban. En las altas riberas se veían acostados algunos cultivos de coca. Al contrario de lo que sucede en la novela El corazón de las tinieblas, de Conrad, donde existe un personaje llamado Kurtz, señor de la soledad que todo lo gobierna, del que todos hablan y nadie ha visto, en este caso, al llegar a la vereda de Azúcar, después de una hora larga de navegación, en lo alto de la ribera apareció una casa de buena fábrica y desde la orilla del río, antes de desembarcar, pudimos divisar a un hombre sentado en la terraza que, sin duda, nos estaba esperando, puesto que nos saludó con los brazos.

Calzado con botas pantaneras y metidas en ellas las perneras del chándal, este hombre era el propio Dagoberto Cañón, un señor de media edad, entrado en carnes, que al parecer es el que dispone de todo en Azúcar, una vereda de 105 habitantes. Nos recibió con gran cordialidad en su terraza, como un padre padrone, rodeado de niños, y un asistente que atendía por Chepe, muy solícito, y después de los saludos formales nos ofreció un café tinto y empezó a hablar.

"El Gobierno sólo llega hasta aquí a estropear a la gente. De pronto se presenta un avión fantasma, un avión negro, y comienza a bombardear la selva, y cada dos meses el Estado realiza un operativo con diez helicópteros que asustan a los niños, y detrás de los helicópteros llegan las avionetas y comienzan a fumigarlo todo. Con el motivo de la coca, destruyen nuestros alimentos de pan coger, la yuca, el plátano, la caña. Después de la fumigación ya no se puede cultivar nada. Nosotros siempre hemos sido productores de coca. No pudimos controlar el mercado, pero gracias a la coca tenemos una casita, vemos la televisión y nuestra comida está fría en la nevera.

La coca es un arraigo entre nosotros. Culturalmente no se va a acabar porque el campesino es caprichoso. El hambre no admite socio. Pero a veces llega el ejército y produce violaciones, robos, y se nos lleva hasta los zapatos. La guerrilla contraataca porque con el Gobierno no se puede hablar más que con un arma en la mano. De modo que la violencia no acabará nunca".
El año pasado, el río Mira tuvo una crecida de ocho metros y arrasó con todo por estos parajes, se llevó por delante el centro de salud, la escuela, la cantina, todo, porque la naturaleza tampoco le va a la zaga de los hombres a la hora de ponerse brava. La crecida duró un mes, la vida estuvo paralizada, por eso los escolares de Azúcar celebran ahora con retraso la fiesta de fin de curso con entrega de insignias. En la escuela, los niños lucen birretes y uniformes como alumnos de Oxford, y esta ceremonia en plena selva rodeada por el cacareo de las gallinas tiene una profundidad surrealista.


Dagoberto Cañón nos presenta a Arturo Pay, un indígena awa, de 49 años, que sin levantar la mirada del suelo habla de sus desgracias, de su maíz, de su yuca, de sus plátanos arruinados por el veneno que sueltan las avionetas. Otro campesino llamado Jesús explica el cultivo de la coca, que dura siete meses, y de la forma de convertirla en pasta que puede estropearse con una gota de sudor. Los intermediarios la pagaban a dólar el gramo. Después cuenta doña Flor que llegó de profesora a la vereda de Azúcar y perdió a su marido, Segundo Vargas, hace nueve años en la playa donde nos embarcamos. Lo habían involucrado, pero no había hecho nada. Lo desaparecieron. "Llegan los paracos y si no tienes callos en las manos ya eres guerrillero, lo disfrazan a uno y le dan plomo, así fue con mi marido. Doña Flor dejó de ser profesora para vivir de la coquita con sus siete hijos, pero ahora con la fumigación malvive vendiendo fritanguitas que prepara en casa. Los helicópteros se fueron con todo".

"A veces llega la guerrilla", dice Dagoberto, "pero de ella no sufrimos violencia; si se llevan unas gallinas, las pagan; están con nosotros, viven con nosotros, se les sirve un café y se van, por aquí anda la columna de Daniel Aldaba, en caso de problemas se acude a ellos, que están en el monte, cada cuatro meses viene un cura de Llorente a decirnos misa, por aquí viven cuarenta comunidades, en total unas dos mil familias, seis personas distribuidas a lo largo del río hasta el Ecuador, que está a diez minutos por Tobar Donoso. Tenemos un gobierno interno con normas para convivir. No se sirve alcohol a los menores, se cumple un horario de comercio y para caso de disputa o de pelea con puños hay un comité de conciliación, y si no hay avenencia se castiga al culpable a realizar 500 viajes por esta cuesta cargado con costales de diez paladas de arena y mientras sube y baja le da tiempo a meditar. Aquí tenemos una organización de vigilancia. Sabemos quiénes son todos. Ustedes desde mitad de camino ya estaban vigilados. Les han dado permiso. Sólo queremos un acuerdo humanitario, que liberen a los que están en las montañas y tener un trabajo digno".

...

miércoles, 13 de enero de 2010

La codicia no se detiene

http://www.elpais.com/articulo/carreras/capital/humano/codicia/detiene/elpepueconeg/20100110elpnegser_2/Tes

ENTREVISTA: GEORGE F. LOEWENSTEIN Experto en comportamiento económico
BORJA VILASECA 10/01/2010

Cuanto más progreso económico realiza una sociedad, más infelices son sus integrantes. Estados Unidos encabeza la lista de países más ricos, pero psicológicamente es de los más enfermos. Igual le sucede al resto de economías industrializadas, cuyas sociedades están adoptando creencias y valores promovidos por el estilo de vida americano. Fenómeno que se conoce como "globalización", un proceso por el cual el sistema de libre mercado, guiado por el obsesivo e insostenible afán de crecimiento, está dificultando a las personas desarrollar el altruismo y alcanzar la plenitud.

Ésta es la conclusión a la que ha llegado uno de los pioneros en el campo del comportamiento económico, George F. Lowenstein (Boston, 1955), que lleva años estudiando la influencia de la psicología sobre la economía y de ésta sobre actitudes y conductas de individuos y organizaciones. Lowenstein dio una conferencia sobre "codicia y generosidad" en la inauguración del curso de Económicas de la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona. Su nombre aparece en algunas quinielas como futuro candidato a recibir el Premio Nobel de Economía.

Pregunta. ¿Cómo definiría la codicia?

Respuesta. La codicia es el afán por desear más de lo que se tiene; la obsesión por querer más de lo que se ha logrado. Y, al igual que la ambición y el poder, nunca se detiene. Es un círculo vicioso que te lleva a perder de vista lo que de verdad necesitas.

P. ¿Por qué somos codiciosos?

R. Porque sentimos que nuestra vida no tiene sentido, padeciendo un profundo vacío existencial. Tenemos de todo, pero ¿nos tenemos a nosotros? Así, la codicia nace de una carencia interior no saciada, y de la creencia de que podremos llenar ese vacío con poder, dinero, reconocimiento y, en definitiva, con un estilo de vida materialista, basado en el consumo y el entretenimiento. Pero la codicia no es la causa ni el problema. Es sólo un síntoma.

P. ¿Un síntoma de qué?

R. Del funcionamiento corrupto y perverso del sistema monetario sobre el que se asienta la sociedad occidental y, poco a poco, el resto de países y economías. Hemos nacido en un entorno que nos ha condicionado para ser competitivos y productivos, para ganar dinero y comprar todo tipo de bienes y servicios que en realidad no necesitamos. Hoy día, las leyes que rigen la economía fuerzan a los individuos a engañarse y estafarse unos a otros en la interacción que se realiza diariamente en el libre mercado. Estudios científicos demuestran que este entorno promueve la corrupción en detrimento de la honradez y la decencia.

P. ¿Qué les pasa a quienes sucumben a la codicia?

R. Quienes cruzan la línea una vez, tenderán a cruzarla una y otra vez. La persona codiciosa se engaña; siempre halla excusas para justificar sus actos. El hecho de que los demás lo hagan ya es suficiente para hacerlo. Sin embargo, la sombra de su conciencia moral les persigue de por vida. Al corromper su alma y traicionar sus valores intrínsecamente humanos, por más que tengan y consigan, se sentirán vacíos e infelices.

P. ¿Qué medidas se pueden tomar para frenarla?

R. Mientras tu toma de decisiones como profesional tenga relación directa con tu beneficio económico personal, tenderás a corromperte. Sin embargo, no hay nadie más rico que quien sabe saciar sus verdaderas necesidades. Ponerse un tope en el salario, acorde con estas necesidades, es un principio de integridad, que permite aflorar una cualidad innata, latente en el corazón de cada ser humano: la generosidad. La verdadera riqueza y felicidad se genera al dar, no al recibir.

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